Micro para REC. Miedo.




Mientras la impía lluvia borraba la rayuela sus miedos permanecían en la azotea. Los muros seguían altos e inaccesibles, coronados con vidrios cortantes; y en el portón habían colocado un nuevo candado aun más grande. 

Los demás ya volvían a sus clases y se apresuró a rezar bajo el manto de agua. 

Rezó para no fallar con la lista de los reyes godos, para no tener que volver al despacho del padre Manuel, para que las palizas fueran el único castigo y, sobre todo, rezó para tener valor de dar el salto que acabase con todo.

Micro para REC. Ángeles y demonios.

Y regresé al cielo absolutamente convencido de la victoria.

Una vez allí, fui testigo, no sin cierto recelo, del recuento de seguidores, sedes implantadas con éxito, capacidad de organización y objetivos logrados.

No había color, y no le quedó más remedio que aceptar su derrota. Si hasta el paso del tiempo me había tratado mejor a mí.


En su divino enfado y tras reconocerme como respetable creador me ordenó deshacer mi obra, aunque para su celestial sorpresa mi decisión ya estaba tomada. Allí podían considerarse en el paraíso, pero, salvando el problema del calor, el mío es un magnifico lugar para vivir. 

Escritura creativa. La subjetividad de Henry James.



En esta nueva entrega de mi experiencia en el taller de escritura creativa vengo a hablaros de otro de los autores relevantes de la literatura americana del siglo XIX, Henry James. 

Como escritor se considera a James como una de las grandes figuras de la literatura transatlántica. Sus obras están basadas frecuentemente en la yuxtaposición de personajes del Viejo Mundo, artístico, corruptor y seductor y el Nuevo Mundo, donde la gente es a menudo sincera y abierta, si bien sus matices y variaciones son múltiples.



En sus obras prefiere el drama interno y psicológico, y es un tema habitual suyo la alienación. 

Sus primeros trabajos son considerados realistas, pero de hecho durante su larga carrera literaria mantuvo un gran interés en una variedad de movimientos artísticos. Sus obras se han adaptado al cine muchas veces por directores tales como William Wyler (La heredera, adaptación de la novela Washington Square), Jack Clayton (Suspense), o James Ivory (Las bostonianas, La copa dorada).

Se dice que su escritura alimentó a la de Willian Faulkner, autor del que ya hemos hablado en entregas anteriores.

Para James, es muy importante el punto de vista del personaje, y en sus tramas esto aparece muy marcado, adentrándose en la subjetividad y la visión más interna del protagonista. 

En sus numerosas obras, James aprovecha para realizar críticas a las sociedades americana y europea, con las cuales convive durante si vida. 

En el estilo de escritura de este autor también predominan los personajes secundarios que se convierten en principales o protagónicos en una postrera vuelta de tuerca de la historia. El relato que a continuación os dejo se basa en ese personaje secundario que se vuelve a la postre principal. 



Como vino se irá

Entre la amalgama de tubos y cables apenas puede distinguir a sus seres queridos, que se arremolinan junto a su cama, ya sin esperanza, aguardando el inminente desenlace. 

En su agonía se pregunta qué hizo mal para que la suerte, antaño poderosa aliada, se volviese esquiva de la noche a la mañana dejándolo marchito y sin la riqueza con la que antes le había bendecido. 

Cuando le sobreviene la cordura recuerda aquel día soleado de Mayo en el que comenzó todo. Caminaba por el parque y encontró en un banco un boleto de lotería que posteriormente le haría rico. El dinero vino acompañado de lujosos caprichos, atrajo a nuevas amistades y reavivó antiguas pasiones. 

Colmado de felicidad y seguro de sí mismo, ignoró a aquel desconocido con el que se cruzó un año después y que aseguraba haberle dejado el boleto de lotería en el parque, exigiéndole la mitad de su fortuna. 

Ante su negativa, el desconocido pronunció aquellas palabras como principio del fin. 

-Como vino se irá llevándote consigo.

Un año más tarde, en esa cama de hospital, recuerda esas palabras exhalando su último suspiro. 

Mientras, en la calle, el desconocido, que aguardaba el desenlace, camina hacia el parque, se para junto a un banco y deja un boleto de lotería para alejarse de nuevo, y aguardar al siguiente afortunado.




Micro. Realidad 1.0



Luego cruzó el pasillo, bajó al sótano y mató al prisionero con su arma.

Fue un disparo preciso, certero, entre ceja y ceja. Sintió el retroceso del arma en su mano y el crujido del cráneo perforado por el proyectil mientras degustaba el aroma a pólvora quemada.

Aun así, de vuelta en su habitación, comentó en el chat: “donde se ponga el videojuego…”