Micro. El premio es lo de menos.



- ¿Y esto?

- Refrescos de frambuesa, es lo único que sirven aquí; ¿sabes? me he enterado de que el barrendero ha secuestrado al alcalde y lo tiene limpiando su casa, y que el cartero reparte el correo en ala delta. 

- Lo sé; estas fiestas son famosas porque hay un día en el que se permite hacer cualquier locura, y la más original se lleva un premio. ¿Quieres que participemos? 

- Bueno; pero ya me dirás que has pensado, porque aquellos están pintando el  ayuntamiento de rosa con lunares.

- Pues aquí en frente hay una iglesia y tengo dos anillos. ¿Qué me dices?

Micro. Esta vez no.

Repasa su brillo de labios disimulando una sonrisa pícara mientras mira de reojo a su marido, que intenta inútilmente arrancar la moto tras otro intento fallido de comunicar con su mecánico.

Detalles sin importancia para ella, que este año había preparado a conciencia todos los preparativos del viaje; incluso la cargante discusión entre la comodidad del coche y las vicisitudes del trayecto en su querida moto.


A su marido el disgusto apenas le duraría; al mecánico, que había dejado maniatado en el taller, quizá algo más; aunque eso no era algo que fuera a perturbar un ápice sus merecidas vacaciones. 

Micro. Dudas deontológicas.

Despues de unas merecidas vacaciones volvemos a conectarnos a la red con otra propuesta para el concurso de relatos del blog "Esta noche te cuento"

Si quereis leer el relato en el blog podeis hacerlo y comentarlo en el siguiente enlace: 

http://estanochetecuento.blogspot.com.es/2013/07/jul96-dudas-deontologicas-de-alfonso.html

Dudas deontológicas.



- ¿Sabe Doctor? Me gustaría dejarlo; de verdad, olvidarme de todo y dedicarme a otra labor que consiguiera llenar el vacío que en muchas ocasiones me deja este trabajo. 

- Hablemos de ello; ¿Saben en su empresa como mejorar las condiciones de su puesto aplicando los principios de la ergonomía?

- Mucho me temo que solo están interesados en la producción.

- Entiendo. Dígame en que trabaja para poder tener un punto de vista más próximo. 

- Está bien Doctor; aunque esta es la parte que mas me desagrada iré al grano. Mi labor consiste en llevarme las almas de este mundo; lo llevo haciendo desde que los hombres existen y salvo en contadas ocasiones, le puedo asegurar que el mío no es un trabajo que levante demasiadas alegrías entre ustedes. 

- Tengo que confesarle que no es usted el tipo de paciente que recibo habitualmente, pero aún así trataré de ayudarle. 

- Lo entiendo y se lo agradezco Doctor; pero también debo reconocerle antes de que siga con su dictamen que hoy no he venido a verle solo por terapia. 

- Comprendo. Verá; después de escucharle mi obligación sería seguir aplicando mi código deontológico, pero entre usted y yo, y si me lo permite, preferiría no hacerlo.