Sobre el juicio popular a Urdangarin.

No es que yo sea partidario de la monarquía, que no lo soy, ni hubiese sido aficionado de este hombre en sus tiempos de jugador de balonmano, que tampoco es el caso.

Sinceramente considero la monarquía una institución anacrónica y que actualmente nos cuesta mucho dinero para lo que realmente sirve a la sociedad.

Pero esto no es óbice para estar en contra de los juicios populares; y este hombre ahora mismo esta sufriendo un juicio paralelo en el que ya ha sido considerado culpable a falta de que los diferentes tertulianos de turno se pongan de acuerdo en la condena.

Si al final en el verdadero juicio se le declara inocente pues mejor para el, si se le declara culpable pues pero para el; pero la presunción de inocencia se debería reconocer siempre guardando los “palos” para cuando la sentencia sea condenatoria.

Y esto viene a colación por los recuerdos del juicio popular que sufrió la atleta Marta Domínguez, acusada de dopaje, tráfico de sustancias dopantes y evasión fiscal. En el juicio popular se la condeno rápidamente y por poco se tiene que ir del país como una traidora a la patria. Poco después en el juicio se la absolvió de todos los cargos, recibiendo muy pocas disculpas de los medios y “tertulianos” que la habían condenado públicamente.

Por eso creo que con estos juicios populares hay que tener cuidado, y sobre todo que los que acusan sean esclavos de sus palabras.

Micro. Reunión de hormigas.

El hormiguero hervía de agitación. Las obreras veían injusto que su reina les obligase a recoger más alimentos para la causa restándoles tiempo para su descanso sin aumentar su ración para hacer frente a semejante esfuerzo.

- Súbditas mías – dijo la reina en tono tranquilizador – llegan tiempos difíciles en donde tenemos que hacer esfuerzos para mantener la colonia. Creedme cuando os digo que muchas colonias están iguales o peor que nosotros; pero no desfallezcáis, que los tiempos de bonanza volverán pronto.



Poco después la reina salía sigilosamente del hormiguero en dirección hacia otra reunión.

- Cada vez me resulta más difícil engañarlas – dijo la cigarra desprendiéndose del disfraz de reina.

- Hasta ahora lo has hecho muy bien – le dijo una de las cigarras jefe – no desfallezcas, que los tiempos de bonanza volverán pronto.

Las palabras le sonaron familiarmente mezquinas a la cigarra, que las asumió como propias. 

Cuando las barbas del vecino catalán veas “recortar”…… ya sabes que a ti también te va a tocar.


Este es el primer aviso de lo que se nos viene encima. La clase política ya ha dejado claro que los días de vino y rosas acabaron y lo que ahora toca es ajustarnos el cinturón. Pero lo que no han dicho es que estos sacrificios que tenemos que hacer no nos garantizaran a los ciudadanos salir de la crisis, porque ya me dirán como salimos adelante reduciendo el consumo, con cinco millones de parados y con los bancos diciendo amablemente que no hay crédito.
A ver que tal les sienta a todos los millones de personas que han votado a la derecha pidiendo un cambio que empiecen los recortes generalizados; y con esto no quiero defender a la izquierda, que lo han hecho rematadamente mal.

¿Voto nulo, voto en blanco o me quedo en casa?


Porque la única cuestión en estas elecciones no es si votamos al PP o al PSOE o a los minoritarios; todos los que estamos en desacuerdo con la actuación general de los políticos nos planteamos también este dilema, aunque después de examinar las posibilidades la interrogante queda bastante clara. 

A saber: 

Voto en blanco: Al parecer en las mesas electorales deberíamos encontrar, junto a las papeletas de los distintos partidos, una papeleta en blanco. Introduciendo dicha papeleta en el sobre o entregando el sobre vacio el voto será contabilizado como en blanco tal y como se indica en la Ley Electoral.

Este voto perjudica a los partidos minoritarios ya que, al ser contado como emitido y válido, eleva el total de votos y todos los partidos deberán obtener más votos para conseguir un escaño. En las elecciones generales la barrera electoral, es decir el número total de votos necesarios para obtener representación, se fija en un 3% de los votos y en las locales en un 5%.

Voto nulo: Es todo sobre que llegue con la papeleta electoral rasgada, tachada, con texto escrito o modificada de alguna forma por el votante. Todos estos votos se contabilizan pero no afectan el reparto de escaños ya que, al ser nulos, no se cuentan como válidos. Así pues, el voto nulo tiene el mismo efecto en las elecciones que la abstención.

Abstención (Me quedo en casa): También podemos no ir a votar. Los ciudadanos que no ejerzan su derecho al voto no serán penalizados por la ley, ya que el voto es un derecho y no una obligación (por mucho que digan lo contrario), pero tampoco afectarán al resultado final de las elecciones. El único efecto que tiene la abstención en unas elecciones es demostrar el descontento de la ciudadanía con las propuestas políticas planteadas en España.

En conclusión; como medida de protesta ante los grandes partidos políticos lo mejor es, si no vas a votar a un partido minoritario, no hacerlo. Si votas en blanco estas indirectamente favoreciéndoles en detrimento de los partidos minoritarios.

El mensaje ha calado.

¿Hemos estado viviendo por encima de nuestras posibilidades?

Cada uno tendrá su opinión, la mía por supuesto es que no; pero desde el comienzo de la crisis ese mensaje empezó a transmitirse desde la clase política, haciéndose eco los medios de comunicación posteriormente.

Lamentablemente, a fuerza de ser repetitivos parece que ese mensaje ha calado en la sociedad ejerciendo sobre la misma un sentimiento de culpabilidad y de resignación hacia lo que puede venir en el futuro.

Ese mensaje, que hace unos días escuche de boca de un familar, en mi opinión es incierto y generalista, y no hay nada peor en la vida que generalizar.

Por supuesto que si hablamos de los bancos, las administraciones, y los especuladores inmobiliarios, el mensaje es fiel reflejo de su actuación en los últimos años. Las administraciones previeron presupuestos que gastaron en base a previsiones que luego no se cumplieron. Los bancos concedieron hipotecas sin control ninguno hasta que la burbuja inmobiliaria exploto. Y los especuladores inmobiliarios inflaron en precio de los solares y de las viviendas sabiendo que tarde o temprano la situación se les escaparía de las manos.



Estos agentes si han vivido por encima de sus posibilidades, pero como su actitud negligente ahora parece que la tenemos que pagar todos, pues parece que ha sido toda la sociedad la que ha despilfarrado.

Siempre ha habido gente que no ha sabido administrarse, pero no por eso se ha considerado a los españoles como gente despilfarradora; al revés, nuestra sociedad siempre se ha caracterizado por la capacidad de ahorro y sacrificio enfocada a la adquisición de una vivienda en propiedad, y mas aun en los años de bonanza económica donde los precios de la vivienda se inflaron exponencialmente por culpa de los especuladores.

El que los bancos no hayan hecho bien su trabajo dando hipotecas desproporcionadas a quien no debían, y la falta de previsión de algunos para endeudarse más de lo que podían no debe servir como excusa para ponernos el sambenito de despilfarradores y por supuesto para tener que pagar los excesos de quienes ha realizado negligentemente su trabajo. 

El fin del “mundo económico” casi me pilla en un atasco.

Es lo que pasa cuando está en una gran ciudad. En cuanto llueven tres gotas todo el mundo sale con coche y se montan unos atascos en esta ciudad que es para irse y no volver.

El caso es que a mí el anuncio del fin del mundo económico me cogió en un atasco en la famosa M40 madrileña. Escuchando las noticias (quien me mandaría), el locutor de turno anunciaba el caos y la caída hacia el abismo de la Europa del Euro tras conocerse que Italia estaba en unos índices de deuda imposibles de rescatar. Para el pobre periodista esa noticia era poco menos que el fin del mundo, y vaya por Dios que a mi me pillo en un atasco dirigiéndome al trabajo.

Por un momento pensé en si merecía la pena ir a trabajar en el día en el que el mundo civilizado se acabase, la verdad es que preferiría estar en mi tierra o haciendo cualquier otra cosa que no fuera trabajar; pero luego cai en que los medios de comunicación llevan pronosticando poco menos que “el fin del mundo” desde que comenzó la crisis, y puesto que nadie huía despavorido como en las películas ante la llegada de cualquier cataclismo y todo el mundo seguía metido en sus coches, decidí hacer lo mismo; total, si lo hacen los lugareños no seré yo el pardillo foráneo que venga a dar la nota.

Y efectivamente la cosa no fue para tanto, porque al poco rato apareció el nuevo superhéroe llamado banco central europeo al rescate de Italia, y tras una dura batalla contra los supervillanos “Prima de Riesgo” (el nombre ya asusta un poco la verdad) y Berlusconi (que cara de villano la verdad ha tenido siempre), restableció la calma, al menos por el momento.



En fin, dado que el superhéroe BCE dice que no puede salvarnos siempre de los supervillanos, espero que el próximo fin del mundo me pille en mi tierra comiendo jamón y no en un atasco madrileño; otra solución es apagar la radio, que quizá sea lo mejor…

Maldita Nerea - Facil


Nunca había escuchado a este grupo y la verdad es que suenan bastante bien. Sus letras están bastante logradas y no responden al simple estribillo pegadizo repetido mil veces.

Muy recomendable...

Grecia se revela.


Hoy nos hemos levantado con una noticia que va en contra de la corriente establecida. El primer ministro Griego Yorgos Papandréu quiere someter a referéndum las condiciones del Segundo rescate a su economía. Parece evidente que la presión social en contra de los no pocos recortes que se ha sufrido la maltrecha economía griega y los que se avecina han hecho mella en la actitud inicial de este dirigente.

Enseguida han salido todas las voces autorizadas de la mayor parte de los estados miembros criticando la actitud del mandatario griego y dando por hecho que la situación se reconducirá en breve plazo de tiempo.

Estas opiniones no son las que me han sorprendido, ya que lo más normal es sumarse a la corriente que sopla y remar hacia el mismo sitio con la crítica fácil y rápida.

Lo que más me ha sorprendido es la actitud de algunos de esos tertulianos que merodean por los programas de radio, que poniendo en duda la inteligencia de los ciudadanos se han descolgado con declaraciones en las que manifiestan que no se puede hacer un referéndum sobre temas que se escapan del conocimiento de los ciudadanos, y que la democracia actual es representativa y no participativa.

Bastantes problemas tenemos los ciudadanos con el día a día y la supervivencia en nuestros trabajos (los que lo tenemos) para que ahora vengan estos “listillos” a decirnos que nos quedemos calladitos mientras ellos deciden como echar a perder la economía de los países.
Y es verdad que los ciudadanos no sabemos; no sabemos como la economía griega, que supone apenas un 2% del PIB de la eurozona puede traer en jaque a todos los países comunitarios. No sabemos como se han podido hacer las cosas tan mal durante la época de bonanza económica y durante la crisis, y no sabemos porque los ciudadanos tenemos que pagar asumiendo recortes sociales y subidas de impuestos las negligencias de banqueros, mandatarios y especuladores anónimos o no que se escapan de rositas con importantes dividendos.

Cuando oigo en la radio a otros tertulianos iluminados diciendo que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y que toca ajustarse el cinturón me gustaría echármelo a la cara para enseñarle la diferencia entre clase media y clase adinerada que si ha vivido por encima de sus grandes posibilidades a costa de los demás.

Y al que dice que la democracia es representativa y no participativa le diría que tiene razón, con la salvedad de que actualmente los políticos no representan a los ciudadanos, y en cuatro años de legislatura se pueden hacer muchas barbaridades, a los hechos me remito, mientras eso no cambie, es lógico, y licito, que pidamos una democracia mas participativa.

Grecia podrá salir del Euro, ir a la quiebra o entrar por el aro, pero eso que lo decidan los ciudadanos griegos. Esperemos que sea así.