Es impresionante la facilidad que da esta ciudad en lo que a comunicaciones se refiere. Por poner un ejemplo, puedes coger un tren de cercanías en San Sebastián de los reyes, al norte de Madrid, y estar en 25 minutos en el mismo centro de la ciudad.
Ya estando en el centro, la zona de Sol, Callao y la Gran Vía resultan una visita de obligado cumplimiento a cualquier turista o persona que, como es mi caso en estos momentos, se encuentre en Madrid por motivos de trabajo.
Independientemente del ambiente cosmopolita que respira el centro de la ciudad y las numerosas tiendas que aun en tiempos de crisis invitan al consumo, un paseo por la Gran Vía contemplando la belleza de sus vetustos edificios de preciosas fachadas es algo que cualquier persona no puede dejar de hacer.
Además de eso un paseo por el centro nunca pasa desapercibido al turista, en mi caso una pelea de inmigrantes, donde uno de ellos paso relativamente cerca mía asiendo una silla y persiguiendo a otro profiriéndole supuestos insultos en un idioma desconocido para mi; afortunadamente los lugareños deben tener asimilados estos hechos como normales ya que un grupo de mujeres de edad avanzada les pidieron calma llamando al mismo tiempo a la policía, la cual apareció en un segundo; supuestos profetas desgranando sermones junto al oso y el madroño, fantásticos gaiteros tocando a pleno pulmón bajo la atenta mirada de varios niños embelesados y un sinfín de escenas de gente en una de las arterias principales de esta ciudad que merece la pena visitar.
